Las investigaciones de la Universidad de Groninga, en los Países Bajos, lo han demostrado en un abanico de situaciones del mundo real, usando como sujetos de la investigación a transeúntes que ni siquiera lo sospechaban. Los investigadores colocaban «evidencias» de gente comportándose mal: por ejemplo, encadenaban bicicletas a una valla junto a la que destacaba una llamativa señal de «Prohibido aparcar bicicletas», y dejaban carritos de la compra aparcados en un parking donde un letrero indicaba: «Devuelvan por favor los carritos al supermercado». Sus estudios demostraron que romper las reglas
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