Estos hallazgos van en contra de nuestros instintos. ¿Cómo puede ser, si muchos de nosotros intuimos que la autocensura es el pilar del autocontrol, y que la autocompasión te lleva directo a la autoindulgencia? ¿Qué motivaría a esos estudiantes si no se sintieran mal por haberse preparado el examen en el último momento? ¿Y cómo nos controlaríamos si no nos sintiéramos culpables por haber cedido a la tentación? Sorprendentemente, es el perdón, y no la culpabilidad, lo que nos hace ser más responsables.