—No puedo pedirte que me esperes, no sería justo. Sé que no estaremos lejos, sé que volveré a verte y quizá tú quieras venir a verme a mí. Pero aun así, ¿quién puede saber lo que pasará mañana? Ni siquiera sabemos lo que pasará esta noche. Todo pasa, ¿no? La distancia es un concepto tan ambiguo —dijo con un suspiro—, y a veces hace que se mezcle con el silencio y se confunda con el olvido. No puedo pedirte que me esperes pero sí quiero que me prometas algo para cuando vuelva; porque sé que algún día volveré —le aseguró—. ¿Querrás volver a conocerme?

