Si quiere convertir algo en un hábito, lo peor que puede hacer es decidir qué días de la semana lo hará y qué días no. El ejercicio se vuelve un hábito cuando usted lo hace todos los días sin excusa. Descansar entre un día y otro de ejercicio interrumpe el patrón que crea los hábitos. Además, le pone demasiado fácil decir que justo hoy es uno de los días en que no va a entrenar, y a lo mejor mañana tampoco.