El hombre tiene que sentir sus pecados y su condición perdida, tiene que acudir a Jesús para obtener perdón y salvación, y tiene que poner toda su esperanza en él y sólo en él. Pero aunque sólo tiene fe para hacer esto, por más débil y endeble que sea esa fe, afirmo que no se perderá el cielo; las Escrituras lo garantizan.