La mayoría de las personas espera ir al cielo cuando muera; pero me temo que pocos se toman la molestia de preguntarse si disfrutarán del cielo cuando estén allí. El cielo es esencialmente un lugar santo, todos sus habitantes son santos, sus ocupaciones son todas santas. Para ser realmente felices en el cielo, resulta claro que tenemos que prepararnos para ir al cielo mientras estamos en la tierra. La doctrina de un purgatorio después de la muerte, que convertirá en santos a los pecadores, es una mentira inventada por el hombre, y la Biblia no lo enseña en ninguna parte. Tenemos que ser santos
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