Muchos parecen pensar que, una vez convertidos, no se tienen que ocupar de otra cosa y que el estado de salvación es una especie de cómodo sillón donde simplemente se tienen que sentar, descansar y ser felices. Parecen creer que la gracia es algo que les ha sido dada para que la disfruten y olvidan que es dada como un talento, para ser usado, aprovechado y mejorado.