Nuestros pensamientos envían la señal (Estoy sufriendo), y nuestras emociones (Estoy sufriendo) atraen en nuestra vida una situación que coincide con esta frecuencia emocional, es decir, una buena razón para sufrir. En realidad, los seres humanos estamos pidiendo constantemente a la inteligencia universal que nos demuestre su existencia y ella nos está enviando la respuesta en el mundo exterior todo el tiempo. Tal es nuestro poder.