Estoy seguro de que ya lo habías oído antes, pero me pregunto si la mayoría de nosotros hacemos nuestra esta afirmación. Ya que si aceptáramos realmente que lo que pensamos crea unos efectos tangibles en nuestra vida, no permitiríamos que nos viniera a la cabeza ningún pensamiento negativo. Y nos fijaríamos en aquello que queremos, en lugar de estar siempre obsesionados con nuestros problemas. Piensa en ello: si supieras que este principio es cierto, ¿acaso dejarías pasar un solo día sin crear el destino que deseas?