Una situación puede exigir al hombre que construya su propio destino con determinado tipo de acciones, que aproveche la oportunidad y lo trace simplemente contemplándolo y vivenciándolo. O también puede ser que se le pida sencillamente aceptar su destino, cargar con su cruz. Cada situación es única e irrepetible, y para cada una existe una única respuesta adecuada.

