La última vez que se le vio atender algún asunto relacionado con la guerra fue cuando un grupo de veteranos de ambos partidos solicitó su apoyo para la aprobación de las pensiones vitalicias, siempre prometidas y siempre en el punto de partida. «Olvídense de eso», les dijo él. «Ya ven que yo rechacé mi pensión para quitarme la tortura de estarla esperando hasta la muerte.»