daño si alguno le sucediere. Pareciole a don Quijote que cualquiera cosa que replicase acerca de su seguridad sería poner en detrimento su valentía. Y, así, sin más altercar, subió sobre Clavileño y le tentó la clavija, que fácilmente se rodeaba;21 y como no tenía estribos y le colgaban las piernas, no parecía sino figura de tapiz flamenco, pintada o tejida, en algún romano

