Luis Guillermo Vazquez Garza

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Todo lo miraba Sancho Panza, y todo lo contemplaba y de todo se aficionaba.27 Primero le cautivaron y rindieron el deseo las ollas, de quien él tomara de bonísima gana un mediano puchero; luego le aficionaron la voluntad los zaques, y últimamente las frutas de sartén,28 si es que se podían llamar sartenes las tan orondas calderas; y así, sin poderlo sufrir ni ser en su mano hacer otra cosa, se llegó a uno de los solícitos cocineros, y con corteses y hambrientas razones le rogó le dejase mojar un mendrugo de pan en una de aquellas ollas. A lo que el cocinero respondió:
Don Quijote de la Mancha (Mobipocket KF8) (Spanish Edition)
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