Naird

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Señorita Habichuela. Juliet me contó que alberga el secreto deseo de cabalgar por Quirm en un cálido atardecer de verano, sintiendo el viento en sus cabellos. Podríamos partir ahora. He ahorrado dinero. En la cabeza de Glenda espumeaban toda clase de razones por las que no debería. Por todas partes veía responsabilidades, compromisos y el interminable clamor de las necesidades ajenas. Había mil y un motivos por los que decir que no. —Sí —dijo.
El atlético invisible
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