Naird

62%
Flag icon
Entonces tengo otro consejito para ti, Juliet. —Sí, Glenda. —Primero, nunca pidas perdón por algo que no haya que perdonar —dijo Glenda—. Y sobre todo nunca pidas perdón solo por ser tú misma. —Sí, Glenda. —¿Lo entiendes? —Sí, Glenda.
El atlético invisible
Rate this book
Clear rating
Open Preview