Ah, sí —dijo Huebo, cuyo tono de voz cambió ligeramente—. ¿Estamos cómodos, señorr Huebo? Sí, gracias. Las cadenas casi ni se notan. Perrfecto. Ahorra, hábleme de su madrre, señorr Huebo. Conozco el concepto, pero que yo recuerrde nunca he tenido una madrre. Gracias por prreguntarr, de todas formas.