Era porque la ciudad funcionaba, pensó Trev. Antes de que Vetinari se hiciera con el poder daba pena verla, y nadie sabía exactamente cómo se las había ingeniado. Había conseguido que la Guardia funcionase como era debido. Había arreglado la guerra entre enanos y trolls. Dejaba que la gente actuase a su antojo, siempre que lo hiciera al antojo de él. Por encima de todo, la ciudad rebosaba de gente y dinero. Todo el mundo quería vivir en Ankh-Morpork.