Si era un memo, cualquier hombre que haya escalado una montaña o nadado en un torrente es un memo. Si era un memo, también lo fue el primer hombre que intentó domar el fuego. Si era un memo, también lo fue el hombre que probó la primera ostra: fue un memo, aunque me veo obligado a señalar que, dada la división del trabajo en las primeras culturas de cazadores-recolectores, probablemente además fuese una mujer. A lo mejor solo un memo se levanta de la cama. Pero, tras su muerte, hay memos que brillan como estrellas, y su padre es de esos.