Un espectáculo impresionante —dijo Vetinari mientras Ridcully tomaba asiento—. ¿Acierto al pensar, Mustrum, que el señor Huebo al que se ha referido es en verdad, por así decirlo, el señor Huebo? —Así es, sí, un tipo la mar de decente. —¿Y le permite practicar la alquimia? —Creo que ha sido idea suya, señor. —¿Y ha estado aquí al lado todo el tiempo? —Es muy solícito. ¿Hay algún problema, Havelock? —No, no, ni uno solo