Vale, que sí, eres un orco —dijo Trev—. Que sí, que se comían a la gente. ¿Tú te has comido a alguien últimamente? —No, señor Trev. —Bueno, pues no se hable más. —No puede arrestarse a alguien por algo que no ha hecho —dijo uno de los pasajeros de la góndola, asintiendo como un entendido—. Es una ley fundamental.