Al fin y al cabo, eres el hijo de Dave Probable. —No voy a jugar —replicó Trev—. Se lo prometí a mi difunta madre. —¿Se lo prometiste a tu difunta madre? —dijo Pepe. Ni siquiera intentó disimular su desdén—. ¿Y te crees que eso cambia algo? Tienes una estrella en la mano, chaval. Jugarás, vaya si jugarás, o sea que te diré lo que haré yo. Ven a verme a la entrada de atrás de Bruño’s, lo siento, suena mejor en enano, y dale una patada a la puerta alrededor de la medianoche. Puedes traer un colega si quieres, pero ni se te ocurra no venir.