Nos han asegurado que no se usó magia alguna el día del partido y no seré yo quien contradiga al honorable claustro de la Universidad Invisible. Lo único que su fiel corresponsal dirá es que Trevor Probable avanzó con la «pelota», contra todo pronóstico, hacia la meta del Atlético, donde se plantó, en apariencia esperando la estampida del enfurecido equipo del Deportivo. Lo que siguió, debe afirmar su fiel corresponsal, no fue solo un gol, sino también un merecido castigo. Fue escribir el apellido Probable, por segunda vez, en los anales de la historia del fútbol, porque Trevor, hijo famoso de
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