Y es un tirano, por mucho que haya desarrollado la tiranía hasta tal extremo de perfección metafísica que es un sueño, más que una fuerza. Él no tiene que escucharla a usted, compréndalo. Ni siquiera tiene que escucharme a mí. Escucha a la ciudad. No sé cómo lo hace, pero así es. Y la toca como un violín.