—Ya me lo parecía, pero formamos parte del orden universal. La luz y la oscuridad. La noche y el día. El dulce y el amargo. El bien y el mal (dentro de un margen estatutario aceptable). Lo que pasa es que viene bien tener gente sensata y fiable en ambos bandos, pero, en fin, me alegro de que hayamos podido serle útiles. No vemos a mucha gente por aquí abajo. Bueno, no a gente propiamente dicha.