Cerró su propia mano enseguida y miró a su alrededor para comprobar si alguien había detectado aquella traición a todo lo que era puro y verdadero, o sea, el buen nombre de Dimwell. ¡Mira que si un troll me tira al suelo y la encuentra uno de los muchachos! ¡Mira que si Andy me la encuentra encima! Pero ¡era un regalo de Ella! Se la guardó en el bolsillo y la hundió hasta el fondo. Aquello iba a ser la mar de difícil, y Trev no era un hombre al que gustasen los problemas en su vida.