En una aldea muerta nos encontramos a un viejo. El hombre vivía solo. Y le preguntamos: «¿No tiene usted miedo?». Y él va y nos dice: «¿Miedo de qué?». Porque uno no puede vivir todo el tiempo con el miedo en el cuerpo; el hombre no puede; pasa cierto tiempo y empieza una vida normal y corriente. Normal... Y corriente.