Una invitación a cantar en un concierto benéfico debería ser el gancho que le ponga ante un ejecutivo de un firma discográfica o de un cazatalentos de artistas. Escribir gratis para un periódico local debería ayudarle a acumular algunos pies de autor para formar un portfolio y conseguir trabajos remunerados. No comparta sus dones simplemente porque crea que la gente le amará por hacerlo. Sus dones merecen un reconocimiento, merecen una remuneración, merecen ascenso. Recuerde: ¡el consumidor nunca pone el precio del producto!