Alejandro Pescador

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»En las vacaciones de febrero, Anne se fue con Victor a casa de sus padres; yo me quedé solo en Dijon. Hice un nuevo intento de convertirme en católico; tumbado en el colchón, leía El misterio de los Santos Inocentes y bebía licor de anís. Péguy es fantástico, realmente maravilloso; pero acabó por deprimirme del todo. Todas esas historias sobre el pecado y el perdón de los pecados, y Dios que se alegra más del regreso de un pecador que de la salvación de mil justos... Me habría gustado ser un pecador, pero no lo conseguía. Tenía la sensación de que me habían robado la juventud. Lo único que ...more
Las partículas elementales
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