Los cuerpos jóvenes son los que despiertan, en el fondo, el deseo sexual, y la progresiva entrada de las chicas muy jóvenes en el campo de la seducción no fue más que un retorno a lo normal, un retorno a la verdad del deseo semejante a ese retorno a los precios reales que sigue a un recalentamiento bursátil anormal. No obstante, las mujeres que tenían veinte años en torno a «la época del 68» se encontraron, al llegar a los cuarenta, en una enojosa situación. Por lo general divorciadas, casi nunca podían contar con esa conyugalidad –cálida o miserable– cuya desaparición habían acelerado todo lo
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