Carmen Gómez dijo ayer ante el juez que el robo de la estola es culpa de la sociedad de consumo. Su defensa resulta difícilmente creíble, porque es como si una persona obesa culpara a los restaurantes de su gordura. Pero hay muchas personas que, como Carmen, sufren una irresistible compulsión a robar en los grandes almacenes, y los jefes de seguridad ya no saben si contratar vigilantes o psicólogos.

