En resumen, y aunque no es una regla de oro, un reportaje debería ajustarse a esta fórmula: el primer párrafo actúa como anzuelo para captar la atención. Hay miles de formas de comenzar un reportaje. La mejor de todas es la que introduce un personaje, porque los lectores se identifican con la gente de carne y hueso, con los dramas personales. Debe exponer el núcleo del problema y recoger la esencia del titular. A partir de ahí, la historia camina por sí sola.

