Palomaleca

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Cuando yo era niño, aprovechaba el subir esta cuesta al lado de mi madre para hacer pitos con los «güitos». Es muy sencillo, se coje un hueso de albaricoque y se frota sobre la piedra a la vez que se anda. Se va desgastando hasta que se hace un agujero de bordes planos en uno de los extremos del hueso. Entonces con un alfiler se saca la almendra y queda así el hueso vacío. Se sopla fuerte en los bordes del agujero y se produce un pitido que se oye muy lejos.
La forja de un rebelde
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