Palomaleca

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Era el punto más bajo de la escala social que empezaba en la Plaza de Oriente, en el Palacio con sus puertas abiertas a los cascos de plumas y a los escotes embrillantados, y terminaba en Avapiés, que escupía el detritus final al otro mundo, a las Américas, al Mundo Nuevo. Avapiés era, por tanto, el fiel de la balanza, el punto crucial entre el ser y el no ser. Al Avapiés se llegaba de arriba o de abajo. El que llegaba de arriba había bajado el último escalón que le quedaba antes de hundirse del todo. El que llegaba de abajo había subido el primer escalón para llegar a todo.
La forja de un rebelde
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