Palomaleca

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Altea es casi tan viejo como el cerro en que se asienta; ha sido fenicio, griego, romano, árabe y español. Sus casas con azoteas blancas, y paredes lisas traspasadas de agujeros que son ventanas, trepan cerro arriba en una espiral que sigue las huellas de las mulas y caballos con sus escalones de piedra ya roída y pulida por los siglos. La iglesia tiene una torre esbelta, que fue minarete de mezquita, y una media naranja de tejas azules.
La forja de un rebelde
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