Palomaleca

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Cuando llegó el día de las elecciones, las derechas se cuidaron de conducir a las urnas a los asilados en institutos de beneficencia, a las monjas de los conventos y a los criados de casa grande. En los barrios más pobres de Madrid se pagaban los votos, a veces hasta por cincuenta pesetas.
La forja de un rebelde
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