Don Agustín le admitió con 100 pesetas al mes. Fue uno de los privilegiados entre los miles de pobres gentes que buscaban trabajo sin encontrarlo durante el verano de 1923. Por aquella época comenzaron a producirse en Madrid atracos, robos y asesinatos, al igual que en mayor escala venía ocurriendo en Barcelona. Se sucedían los gobiernos y el caos aumentaba de mal a peor.

