Lo que he aprendido en la vida es que todos los días traen la oportunidad de respirar, quitarse los zapatos, salirse de la fila y bailar: de vivir sin remordimientos y rebosante de toda la alegría, diversión y risa que puedas soportar. Puedes bailar de manera audaz sobre el escenario de la vida y vivir como tu espíritu te impulse, o puedes sentarte sin hacer ruido junto a la pared, retrocediendo hacia las sombras del miedo y de la falta de confianza en uno mismo.

