Como mujeres, nos han programado para sacrificar todo en nombre de lo que es bueno y justo para todos los demás. Entonces, si sobra algo, es posible que podamos quedarnos con parte de esas sobras. Necesitamos desprogramarnos. Lo que he aprendido en la vida es que no puedes dar lo que no tienes. Si permites que te agoten hasta el punto en el que tu tanque emocional y espiritual quede vacío, y sigas funcionando a base del humo de la costumbre, todos pierden. En especial tú.

