Cristian Jiménez

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—De manera que ahora todo el mundo sabe que nos estamos muriendo de hambre. —Estoy cansada —dijo la mujer—. Los hombres no se dan cuenta de los problemas de la casa. Varias veces he puesto a hervir piedras para que los vecinos no sepan que tenemos muchos días de no poner la olla.
El coronel no tiene quien le escriba
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