More on this book
Community
Kindle Notes & Highlights
«La gente que uno quiere debería morirse con todas sus cosas».
su estado no se parecía a los desórdenes del amor sino a los estragos del cólera.
Pero entonces fue él y no ellas quien cambió de acera para que no le vieran las lágrimas que ya le era imposible soportar, no desde la medianoche, como él creía, porque éstas eran otras: las que llevaba atragantadas desde hacía cincuenta y un años, nueve meses y cuatro días.