sin que ello afecte la percepción que tienes de ti mismo, mientras que tú puedes juzgar sus pecados y mantenerte a salvo de cualquier condenación y en paz. 3. Y así, cuando “perdonas” un pecado, no ganas nada directamente. 2 Es una ofrenda de caridad a alguien que no se la merece, a fin de demostrar simplemente que tú eres mejor y que te encuentras en un plano superior a él. 3 Él no se ha ganado la limosna de tu tolerancia—que tú le concedes sabiendo que no es digno de tal dádiva— ya que sus pecados lo han situado por debajo de