Una empresa que hace cosas aburridas es casi tan buena como una que tenga un nombre aburrido, y cuando coinciden las dos es estupendo, pues es una garantía de que los oxímoros se mantendrán alejados hasta que las buenas noticias les obliguen a comprar, empujando la acción aún más arriba. Si una empresa con beneficios estupendos y un buen balance resulta que hace cosas aburridas, uno tiene un montón de tiempo para comprar sus acciones con descuento. Más adelante, cuando se pone de moda y sube de precio, uno puede vender las acciones a la gente que sigue la moda.

