Jaime Llidó Domingo

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Por mal que se pongan las cosas, la gente seguirá comiendo cornflakes. Tal vez hagan menos viajes, retrasen la compra de un nuevo coche, compren menos ropa y chismes caros, y pidan langosta menos veces cuando salgan a cenar en un restaurante, pero comerán tantos cornflakes como siempre. Tal vez más incluso, para compensar las langostas que no se han pedido.
Un paso por delante de Wall Street: Cómo utilizar lo que ya sabes para ganar dinero en bolsa
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