Dudo que haya novelistas con muchas inquietudes temáticas, aunque hayan escrito más de cuarenta libros. Yo tengo muchos intereses en la vida, pero pocos lo bastante profundos para alimentar una novela. Entre esos intereses (que no me atrevo a llamar obsesiones) se halla la dificultad (¡o imposibilidad!) de cerrar la tecnocaja de Pandora después de abierta (Apocalipsis, Tommyknockers, Ojos de fuego), la cuestión de por qué, si hay Dios, ocurren cosas tan horribles (Apocalipsis, Desesperación, La milla verde), la fina divisoria entre realidad y fantasía (La mitad oscura, Un saco de huesos, La
...more

