No estoy dispuesto para el amor; me debilita y me hace perder energías preciosas. –¿Perder? ¿Y no podrías ganarlas? –¡Miren quién habla!, le dice a Floreana su segunda voz. –¿Ganarlas con el amor? No, no. El amor me desconcierta y me descontrola. No me sirve.