–Hablas como si todos tuviésemos el mismo Dios, David –dijo Johnny–. No es mi intención discutir contigo, pero dudo que ése sea el caso. –Sí es el caso –replicó David con calma–. Comparado con Tak, el Dios del jefe de una tribu caníbal y el suyo serían el mismo. Usted ha visto los can tahs, lo sé. Y ha percibido su poder.

