Eso es la intimidad: contarse historias en la oscuridad de la noche. En mi opinión es eso, el acto silencioso de hablar por la noche, lo que mejor ilustra la curiosa alquimia del compañerismo. Porque cuando Felipe me describió cómo nadaba su padre, yo tomé esa imagen borrosa y la cosí cuidadosamente en el dobladillo de mi propia vida, de modo que ahora ya la llevo conmigo para siempre.

