—Cuando estaba seguro de que todos estabais muertos —explicó—, sabía que nunca me recuperaría de la pérdida. Era como si mi casa se hubiera quemado hasta los cimientos y hubiera perdido todo lo que tenía para siempre. Ahora, al tenerte otra vez conmigo, es como si hubiera rescatado algo precioso de las cenizas. Siento que he renacido. Mi vida puede empezar de nuevo. A partir de ahora, intentaré no sentirme mal por lo que me han arrebatado, sino feliz por lo que me han devuelto.