More on this book
Community
Kindle Notes & Highlights
Cuando se acercaba a los trece años, mi hermano Jem sufrió una grave fractura del brazo a la altura del codo.
Nadie tenía prisa, porque no había a donde ir, nada que comprar ni dinero con que comprarlo, ni nada que ver fuera de los límites del condado.
Calpurnia, en cambio, era otra cosa. Toda ángulos y huesos, era miope y bizca;
La señora Dubose era el mismísimo demonio.
Me pidió que le dijese a mi padre que no me enseñase nada más, pues ello podía ser incompatible con las clases.
veces la Biblia en manos de un hombre determinado es peor que una botella de whisky en las de..., oh, de tu padre.
—Simplemente, el que hayamos perdido cien años antes de empezar no es motivo para que no intentemos vencer —respondió
para poder vivir con otras personas tengo que poder vivir conmigo mismo. La única cosa que no se rige por la regla de la mayoría es la conciencia de uno.
Uno es valiente cuando, sabiendo que la batalla está perdida de antemano, lo intenta a pesar de todo y lucha hasta el final pase lo que pase.
Nunca jamás en un interrogatorio hagas una pregunta a un testigo sin conocer de antemano la respuesta;
No, Jem, yo creo que sólo hay una clase de personas. Personas.

