Y la muerte no es real, ni siquiera en el sentido relativo —no es sino el nacimiento a una nueva vida—, y seguiremos adelante, y adelante, y adelante, a planos de vida superiores y aún más altos, por eones sobre eones de tiempo. El universo es nuestro hogar y exploraremos sus más alejados confines antes del fin del tiempo. Habitamos en la mente infinita del TODO y nuestras posibilidades y oportunidades son infinitas, tanto en tiempo como en espacio. Y al final del gran ciclo de eones, cuando el TODO atraiga de vuelta hacia sí todas sus creaciones, iremos contentos, pues entonces seremos
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